Momentos de ella...
Cuando toca el vacío de la cama
agoniza y se presta de arresto…
Se abraza y dormita sin compostura
se extiende hasta sus cutículas y se predice gimiendo en quejidos.
Se consume en el saco
enrola los pies
muestra sus labios
orienta los cueros
sacude el sucio que duerme breve e inclinado en el piso,
toca sus rodillas
se hace de sal
de canto
de barro
de frío
de hebra
de astillas humeadas
y vuelve su cara hasta el techo
y sus lúcidas fantasías se cogen de algo…
no de esta cúspide de terrones añosos
no de esta cúspide de terrones añosos
ni de la estría urgida del sexo
ni del correo visceral del olvido
ni del andamio desigual de la muerte
ni del aviso continuo del flujo
ni de los senos flácidos que espantan al toque
tampoco
tampoco
de las bocas cuando se llenan de náuseas
o de la rotativa interfecta del miedo
que vuelve en remiendos las tripas que lloran
que gritan
que se aprietan
y se hacen de lo distante…
no, no, no…
pero si, de la ociosa huella del rapto
de la lamida platónica que se vuelve fontana
del gozo íntimo de hembra
que sabe y encuentra en su piel
los violentos obstáculos
los préstamos del cuerpo que empuja en silencio
haciendo del mundo
una ruina de canas añejas
y una puntada de óxido para animar al alma
y quedarse cimbrada…
Cuando toca el vacío de la cama
agoniza y se presta de arresto…
Se agita en el lecho,
abre con pesimismo un ojo;
enrola los pies
muestra sus labios
orienta los cueros
y sonríe al espejo...
Mardia-Venezuela