AYER EN UN INSTANTE
Jesús María Soriano
Ayer en un instante. Dónde estarás ahora, mariposa en cautiverio. ¿Te dolerá en los ojos ese tiempo nuestro? Nosotros tan pequeños, lo mismo que Orión y la Osa Mayor.
Nuestras miradas de luna, de noche y día, granas, escarlatas, carmesíes, cobrizas, corales, rubíes, prendiéndose en la cabaña.
Cuando deje de verte ya era abril. ¿Y para qué quieres un beso sino para besarlo? ¿Y si no es para besarlo, para qué quieres un beso?, preguntabas tú, con los corceles de la espina y la rosa.
Bien lo recuerdo, éramos así: el trino, la cabaña, los pájaros, el eucalipto, el fuego en la chimenea. Y más lejano otro recuerdo. Borroso. Persistentemente. Tus ojos con mi te quiero enrevesado buscando el ángulo de la mirada en donde el corazón no pesa.
Nosotros, bien lo recuerdo, era abril, torcidos nosotros de tanto andar enhiestos, la luna que veía pasar el día en aquella noche donde llovían pájaros y la ventana escuchaba el arroyo.
Me voy porque eres hielo, dijiste, y en ese instante despuntó la aurora. Haber viajado por el tiempo. Sostener el sol torcido sobre la grama del amanecer. Abril, y yo queriendo salir, de ti, de mí, hacia el viento, salir despacio, como la rosa.
El pasado en un instante. Tú, como una fuente, pendiente de mi sed.¿Te manchará los labios mi huida como un chocolate? Tú, en mis trémulos poemas. Agua tú, disfrazada de llama. ¿Escribirás en tu diario mi tenue voz afable?
(Quizá no era el amor ni era abril)